Escuela sin zapatos
Los beneficios de andar descalzo son muchísimos. De hecho, es lo natural y saludable para el pie. En nuestro centro apostamos por ello, ya que sabemos que ayuda a recuperar el equilibrio energético natural del cuerpo. Jugar con los pies y favorecer que vayan descalzos permite la maduración del sistema nervioso, del desarrollo intelectual. Cuando colocamos los zapatos a los niños se reduce la información sensorial que recibe el niño de su propio cuerpo y del entorno. Ir descalzos ayuda a fortalecer las articulaciones y músculos de los pies, lo cual repercute en una mejor postura y equilibrio de los niños.

El hecho de recibir mucha información sobre el suelo a través de los pies hace que los niños no tengan que ir constantemente con la cabeza agachada y, por lo tanto, su postura es más adecuada durante mayor tiempo.

Además es indiscutible que ir descalzos ayuda a conocer mejor el entorno y ser más conscientes de él. ¿Cómo se siente el suelo? ¿Qué se nota al pisar hojas secas? ¿Y la tierna hierba? ¿Hay rocas suaves y agradables y otras que molestan? Ir descalzos activa todos los sentidos y hace que los niños estén atentos a las circunstancias del entorno, evaluándolo y adaptándose a él.